El por qué yo soy entrenador personal se lo debo en gran parte a la educación que he recibido de mi padre y especialmente de mi abuelo Ángel Campoamor.
El señor Ángel Campoamor fue una fuente de inspiración para todos los que tuvieron la suerte de compartir parte de la vida con él. Fue un maravilloso abuelo, un gentleman, un luchador, un deportista que jamás se rindió y siguió practicando diversos deportes hasta que los años pudieron con él.
La pasión que mi abuelo más adelante nos transmitió por el deporte empezó con su debut como boxeador en la categoría de peso ligero en el Madrid de los años 30.
Ángel Campoamor a la izquierda, en los vestuarios. |
Cartel de mediados de los 30, Vigo. |
Mi abuelo siempre me habló del boxeo como un deporte noble, practicado entre caballeros para medir limpiamente las fuerzas de hombre a hombre. Pero también como un medio de superación, como también un medio de evasión en unos tiempos que se antojaron complicados de vivir.
Ángel Campoamor a la derecha, combate de boxeo de mediados de los 30 en Madrid |
Con el estallido de la guerra civil tuvo que dejar momentáneamente aparcada su carrera como boxeador profesional para tomar parte en el frente. Aún así, recordaba con cariño los tiempos muertos que aprovechaba para enseñar a sus compañeros los movimientos básicos y organizar así peleas amateur con las que distraerse.
Ángel Campoamor, en el centro, en entrenamientos con compañeros durante la guerra civil. |
Ángel Campoamor a la izquierda en combate pocos minutos después de la foto anterior. |
Al acabar la guerra mi abuelo tuvo que centrarse en trabajar para sacar a su familia adelante, pero nunca abandonó el espíritu deportista y luchador que inculcó a sus hijos y más adelante a sus nietos. Siguiendo su estela, y gracias al apoyo incondicional de mi padre el Señor Gregorio, yo empecé a entrenar desde bien niño distintas modalidades: desde fútbol, hasta ciclismo y por supuesto, boxeo.
La pasión que siento por el deporte me permitió cuando era más joven focalizar mi hiperactividad en un objetivo positivo. Llegado el momento de elegir una opción profesional en mi vida tuve siempre claro que quería estudiar INEF, en mi caso y de nuevo gracias al esfuerzo y apoyo de mis padres, en las prestigiosas instalaciones de la Universidad Europea de Madrid. Al acabar los estudios, y después de ganar experiencia en distintos gimnasios privados de Madrid, continué con programas especializados en técnicas de gimnasia sueca, según las cuales se pueden entrenar todas las partes del cuerpo con un mínimo de aparatos y equipos, la vuelta a lo básico, el retorno a lo auténtico.
Así, con la filosofía de mi abuelo y mi padre siempre presentes, llevo ejerciendo de entrenador personal en Madrid durante más de una década. Han pasado por mis manos un sinfín de clientes con objetivos muy distintos pero siempre con algo en común: la necesidad de mejorar. Para eso no se necesitan máquinas complejas sino un buen entrenador que te motive, te acompañe en todo momento y persiga lo mismo que tú, tu felicidad personal. Algo que haces por ti y sólo para ti. Los beneficios son infinitos.
Bienvenido al Campoamor Sport Club.
Mens sana et corpore sano.